jueves, julio 15, 2004

Residuos de salitre en los ojos

... una taza de café en La Parroquia, un paseo por el mar... mis pies hundiendose en la arena... el sol, aquel teatro, la música, los recuerdos... Es inevitable... el olor a salitre y a sudor arrastró hasta mí su presencia... melancolía de media semana que se filtró por mis ojos, mis oídos y mi boca hasta estacionarse en el centro de mi pecho, justo donde palpitó lentamente la nostalgia de siempre... Un cigarro, otra canción, el mismo sol... un Veracruz ahora distinto... lo que sigue siendo un tanto inevitable, es recorrer el viejo boulevard para mirar al mar y acariciar con un suspiro la imagen de ella... ella que yace en un pasado memorable, esa imagen que se dibuja en el azul y que desaparece instantes antes de que mi nostalgia se pierda en el horizonte... justo donde el sol se muere...

Estoy en Veracruz por cuestiones de trabajo... estoy produciendo (junto con unos buenos amigos) un evento llamado Afro-electrónico (entre otras cosas también soy productor)...
Afro-electrónico será un concierto, una fiesta con una banda de Reggae, DJ's, tambores, zanqueros, malabaristas y danzantes con fuego, en el marco del Festival Internacional Afrocaribeño... un festival que celebra la raíz negra heredada por el pueblo veracruzano... y por ende su hermandad con los pueblos del Caribe... ... durante la inauguración de este festejo me topé con mi Matilde (para saber sobre Matilde lean un post llamado "De servilletas y sueños de papel" que está en el Menú). No pienso ahondar en mis historias de amores y desamores en el blog, pero hoy comparto esto porque un sentimiento de cierta extrañeza me empuja a hacerlo... No sé, es extraño... confuso. Tras siete meses de no ver a Matilde (pseudónimo impuesto por la casualidad y para respetar mi intimidad) el encuentro no duró más que esto...

-¿Qué onda tú? ¿Qué haciendo?...preguntó ella,
-Pues aquí tomando unas fotografías... respondí yo...
-MMM Me dijo la maestra Ana Lidia que te mandaba muchos saludos
-¿Ana Lidia?... ah! orale gracias...
-Que le llames o la busques...
-Si... lo haré, gracias... Y ¿cómo has estado?
-Bien... ¿y tú?
-Yo muy bien, gracias...
-...este.. bueno, ya me voy... -mientras iniciaba su caminar-
-Oye necesito unas cosas que tu tienes...
-Mmmm creo que si, tengo unos casetes tuyos... llamame, tengo el mismo número de celular...
-También tienes unos discos míos que necesito... pero yo te busco luego...
-Ok, me voy, cuidate...
-Si, que te vaya bien, suerte... -respondí al final-

Y bueno... no sé... sólo siento que es un tanto extraño cómo dos personas, tras dos años de haber sido cómplices, amantes, confidentes, amigos... sean ahora tan lejanas... que con el paso del tiempo todo se vea reducido a un "¿qué onda tu?"... río un poco... y aclaro: estas letras no llevan un sentimiento de dolo ni nada parecido... porque no es así... el tiempo ha sanado las heridas y me ayudó a reconquistar mi vida, mi corazón y mi espíritu... el encuentro tan sólo me hizo recordar que hace tiempo leía un post de Jules... uno donde comentó que son pocas las personas que pueden ser amigos(as) de sus exnovios(as), que tal vez es un "nivel" mas avanzado de la típica amistad entre hombre-mujer... No lo sé... se siente raro cruzar palabras tan vanas y frías con alguien que llegó a conocerte tan profundo, que fue tu cómplice y compañera de aventuras, risas, sueños, tristezas y locuras... ese alguien que llegó a ocupar la mayor parte de tu cariño y casi todos tus besos... que esa persona con quien compenestraste tanto, con la que reíste, bailaste, soñaste, lloraste, volaste.... se convierta, con el tiempo, en alguien parecido a un extraño.... Cómo lo mencioné arriba, es verdad... aún me es inevitable venir al puerto y al pasar por el boulevard que separa el mar de la ciudad, no voltear allá... donde el azul del océano y el azul del infinito se conjugan... y ver partir, junto con las olas errantes y los barcos, todas aquellas risas, caricias, paseos y palabras, para perderse más allá de la línea del horizonte... para hundirse y con el paso de los meses y los años... oxidarse...

Hoy mi corazón late al ritmo de las percusiones africanas que inundan el aire festivo del puerto... y en mi rostro se dibuja una sonrisa... mi espíritu tiene hambre... de sueños, de libros, de historias nuevas, de autopistas, de azul, de mares y cielos, de lunas, de lluvia, de soles, de letras, de amistades nuevas... pero sobre todas las cosas... de mí...